Saludos pequeños miserables!
Os escribo mientras mis brazos, piernas y varios órganos más de mi delicado cuerpo tiemblan, se asquean y granitos del asco van saliendo por mi espalda y brazos. ¿Motivo? Bichos de la humedad. Los odio, los he odiado y los odiaré hasta que se exterminen de una vez por todas.
Y la verdad no lo entiendo. ¿De dónde narices salen? Osea, no constestéis que ya sé que es por la humedad. Pero son esa clase de preguntas que necesito plantearme, tal vez sea para sentirme mejor conmigo misma. O tal vez para ir de víctima por la vida y de incomprendida over the world.
Total, no voy a seguir hablando del dichoso temita, teniendo en cuenta que contra más lo pienso, más histérica me pongo y mi espina dorsal me está dando la puñeta con tanto escalofrío. Sólo diré una cosa más; la Play ha resultado perfecta para mi homicidio.
¡CAMBIO RADICAL! No, no es mí misma sino en el tema. Como ya sabréis, prometí que me desahogaría sobre algo que me tiene francamente asqueada en un soleado día de vaga como el que hoy se nos presenta. Bueno, esto no va de un día, va de algunos más. Resulta de que hay gente por la vida que no tiene personalidad. Ya sé que eso no puedo cambiarlo (y no será porque no me gustaría os lo aseguro). Pero llega un momento en que mi conciencia me presiona hasta tal punto en que si no lo cuento, exploto. Y por eso hoy, antes de hacer BOOM definitivamente, voy a contarlo.
Bien; estoy harta de los entes humanos -algunos incluso pongo en duda que sea humanos- que van de chachi guays por la vida pretendiendo parecer lo que no son. Según ellos, creen que son como son, pero lo que yo he descubierto es que en realidad no son así. Mmmmm, no sé si alguien me habrá entendido así que seré más explícita.
Cuando tu conoces a alguien y ese alguien tiene unos gustos que, francamente, yo no comparto. ¡Eh! Pero lo respeto y si llego a una buena amistad con esa persona, pues genial. Pero si esa persona comienza a cambiar de una manera obsesiva por parecer guay al resto de seres humanos -que vuelvo a poner en duda que lo sean también- entonces ya no es tan genial. Porque si a ti te gusta La Charanga del Tío Honorio te gusta y punto. Y no resulta que de repente has visto la luz cuando has conocido al chico/chica de tus sueños y blablabla y entonces ¡qué coincidencia! comienza a gustarte lo mismo que a esa persona hasta llegar a un punto verdaderamente obsesivo. Y ya no te gusta La Charanga del Tío Honorio sino que te gusta... Blink 182. Oops! Se me escapó.
¡Pues sí, qué pasa! Me pongo de los nervios con la gente que va de guay porque esta famosa banda vaya a venir al Under18 y ahora TOOOOOOOOOOOOOODO el mundo es fan, los aman y su música es lo mejor. ¡Já! Dejadme que os diga que Blink es una de las peores bandas en directo que hay, que se han vendido hasta decir basta con este último disco y que vais a estar rodeados de niñatas y niñatos emos de catorce años que van a su primer concierto y se creen igual de guays que vosotros. ¿Sabéis la cruda realidad? Que lo hacéis por aparentar.
Porque eso que de repente de OBSESIONES, que le mandes fotos a tu mejoramigo/mejoramiga foreverandeverdelamuerte que resulta estar igual de obsesionado que tu, es realmente triste. Y ya ni siquiera lo digo por criticaros, lo digo porque me decepciono. Claro, no es que yo sea la persona más guay del mundo mundial (que poco me falta), pero al menos tengo dos dedos de frente para saber cuando vale la pena gastarse treinta malditos euros en un concierto pre adolescente hormonal. Y luego, aunque el concierto sea un fiasco, haréis una especie de pacto oscuro entre todos para que en facebook se vea que ha sido el conciertazo de vuestras vidad, que Tom era increíble, que Mark era genial y que Travis... bueno Travis es simplemente Travis. Y tendré que tragarme una estúpida tarde en la ya mentada red social mientras colgáis fotos desde vuestro maravilloso -y caro- Android, iPhone o BlackBerry o como narices se llame, en la cola del concierto, esperando en el mogollón o saliendo después del concierto más maravilloso del mundo.
Bueno, os adelanto; TOOOOOOOOOOODOS los conciertos a los que vas suelen ser los mejores. Llámalo adrenalina, nerviosismo o simple pavería en la edad del pavo. Luego, cuando te das cuenta piensas; Mother of God what I've done...
Y mientras, una servidora estará feliz por haberse gastado setenta euracos en el Primavera Sound viendo a The Cure. ¿Hay algo mejor que eso? Sí, que pidáis personalidad al Santa que, por cierto, no existe.
Oops, mira que estoy torpe!
Cuidado con el champú de caballo, pequeños miserables! No quiero que luego vayáis dando coces por la calle. Ja-Ja-Ja. Si es que tengo un humor que ni el Wyoming ese.
Live Long and Prospere!
S.O.T.D. Whats my age again? - blink182. La vieja escuela, nene.
Bye-Bee!
miércoles, 29 de febrero de 2012
sábado, 18 de febrero de 2012
Take me down to the madhouse
Saludos pequeños miserables!
Siento haber tardado taaaaanto en deleitaros con mis bipolares frases y simpáticas ocurrencias. Lo peor es que no tengo excusa. Todo es por vagancia. Vagancia por contaros cosas y sentir unas ganas increíbles de limpiar la habitación justo cuando clico "Nueva Entrada". Os pido perdón. A veces soy una madre miserable malísima.
Fuera cuentos, este fin de semana me parece personalmente estúpido. Y es que cada carnaval experimento una serie de extrañas sensaciones (todas a la vez encima, defécate) que podrían resumirse en indignación. Bueno, más que indignación, ganas de asesinar al 98% de adolescentes de mi city. ¿Razón? Sentirse "guays" por pintarse la nariz en plan gato o llevar un gorro azul en plan Pocoyó. Y como es carnaval, ¡todo vale! Jé. Me río de vosotros niños de segundo de la ESO, que vuestra única escapatoria para quedar con la reconocida mundialmente "peña", es iros al centro comercial del pueblo a ver una película o tomaros un cono en el McDonalds. O si, ¡qué chachis que sois! La próxima vez que os vea, os colgaré una medalla de cartón pluma a ver si os sube la autoestima y tenéis más valor para poneros algo un poco fuera de lo normal en algún momento del año (a excepción de tan amada fecha como la que tratamos hoy).
Bah, voy a dejar el dichoso temita ya porque comienzo a sentir como la urticaria se extiende por mis omóplatos. ¿Y no queremos que le pase nada a la mami miserable, verdad que no? Ñéh.
Regresemos a la promesa prometida hace unos cuantos posts acerca de Elvis Presley. Supongo que la mitad de mis lectores (osea mi madre y Pierrot -che, gracias por seguirme-) recordarán que prometí explicar el por qué de mi obsesión porque este maravilloso hombre no murió un dieciséis de agosto de 1977. Vale, iré al grano.
Todo comenzó principalmente por un artículo de la revista Rolling Stone de junio de 2009. En portada: John Lennon. Titular: Misterios del Rock.
Y entre todas las preguntas y cuestiones sin resolver a lo largo de los años, se encontraba el clásico, ¿Está Elvis vivo? Y comencé a leer y comencé a obsesionarme.
Básicamente creo que está vivo por dos razones. La primera; siempre se ha dicho que Elvis tuvo un hermano gemelo el cual murió al nacer. Bien, pues no se sabe nada de este hermano, ni siquiera dónde lo enterraron. Cero. Y resulta de que Elvis comenzó a ir en declive por arte de magia. Algo así como de golpe. ¿Extraño? Eso creo. Él era un profesional, con una vida dura -está claro- pero al fin y al cabo un profesional.
Segunda razón; necesitaba un respiro. ¿Qué mejor manera que finjir su muerte y utilizar a su hermano en su beneficio? Por lo visto se comenta que su hermano era un drogas además de un borrachín desconsolado. Así que ¡zasca! se hace pasar por él durante unos meses, vive la vida de fiestas, presiones, compromisos y demás, no lo soporta y.... ¡BANG! Muerto. Y el vedadero Elvis retirado en alguna isla desierta.
Vale, vale. Tal vez no sea la mejor explicación del mundo. Debo reconocer que este tema se me da de maravilla discutirlo en persona. Incluso resulto convincente. Así que... buscadme.
De todos modos, admito que ya es más normal que esté muerto debido a que ya tendría sus ochenta y largos.
En el próximo post os hablaré de algo que me inquieta, pequeños miserables. Algo así como un desahogo personal con una pequeñísima dosis de sarcasmo de las mías.
Y por último; Billie, te quiero. Tengas 20, 30 o 40 años. Aunque ahora mismo madurito estás... woohoo!
Os dejo con mi preciosa sonrisa marcada a fuego en mi rostro y con la frase, why so serious?
Bye-Bee!
Siento haber tardado taaaaanto en deleitaros con mis bipolares frases y simpáticas ocurrencias. Lo peor es que no tengo excusa. Todo es por vagancia. Vagancia por contaros cosas y sentir unas ganas increíbles de limpiar la habitación justo cuando clico "Nueva Entrada". Os pido perdón. A veces soy una madre miserable malísima.
Fuera cuentos, este fin de semana me parece personalmente estúpido. Y es que cada carnaval experimento una serie de extrañas sensaciones (todas a la vez encima, defécate) que podrían resumirse en indignación. Bueno, más que indignación, ganas de asesinar al 98% de adolescentes de mi city. ¿Razón? Sentirse "guays" por pintarse la nariz en plan gato o llevar un gorro azul en plan Pocoyó. Y como es carnaval, ¡todo vale! Jé. Me río de vosotros niños de segundo de la ESO, que vuestra única escapatoria para quedar con la reconocida mundialmente "peña", es iros al centro comercial del pueblo a ver una película o tomaros un cono en el McDonalds. O si, ¡qué chachis que sois! La próxima vez que os vea, os colgaré una medalla de cartón pluma a ver si os sube la autoestima y tenéis más valor para poneros algo un poco fuera de lo normal en algún momento del año (a excepción de tan amada fecha como la que tratamos hoy).
Bah, voy a dejar el dichoso temita ya porque comienzo a sentir como la urticaria se extiende por mis omóplatos. ¿Y no queremos que le pase nada a la mami miserable, verdad que no? Ñéh.
Regresemos a la promesa prometida hace unos cuantos posts acerca de Elvis Presley. Supongo que la mitad de mis lectores (osea mi madre y Pierrot -che, gracias por seguirme-) recordarán que prometí explicar el por qué de mi obsesión porque este maravilloso hombre no murió un dieciséis de agosto de 1977. Vale, iré al grano.
Todo comenzó principalmente por un artículo de la revista Rolling Stone de junio de 2009. En portada: John Lennon. Titular: Misterios del Rock.
Y entre todas las preguntas y cuestiones sin resolver a lo largo de los años, se encontraba el clásico, ¿Está Elvis vivo? Y comencé a leer y comencé a obsesionarme.
Básicamente creo que está vivo por dos razones. La primera; siempre se ha dicho que Elvis tuvo un hermano gemelo el cual murió al nacer. Bien, pues no se sabe nada de este hermano, ni siquiera dónde lo enterraron. Cero. Y resulta de que Elvis comenzó a ir en declive por arte de magia. Algo así como de golpe. ¿Extraño? Eso creo. Él era un profesional, con una vida dura -está claro- pero al fin y al cabo un profesional.
Segunda razón; necesitaba un respiro. ¿Qué mejor manera que finjir su muerte y utilizar a su hermano en su beneficio? Por lo visto se comenta que su hermano era un drogas además de un borrachín desconsolado. Así que ¡zasca! se hace pasar por él durante unos meses, vive la vida de fiestas, presiones, compromisos y demás, no lo soporta y.... ¡BANG! Muerto. Y el vedadero Elvis retirado en alguna isla desierta.
Vale, vale. Tal vez no sea la mejor explicación del mundo. Debo reconocer que este tema se me da de maravilla discutirlo en persona. Incluso resulto convincente. Así que... buscadme.
De todos modos, admito que ya es más normal que esté muerto debido a que ya tendría sus ochenta y largos.
En el próximo post os hablaré de algo que me inquieta, pequeños miserables. Algo así como un desahogo personal con una pequeñísima dosis de sarcasmo de las mías.
Y por último; Billie, te quiero. Tengas 20, 30 o 40 años. Aunque ahora mismo madurito estás... woohoo!
Os dejo con mi preciosa sonrisa marcada a fuego en mi rostro y con la frase, why so serious?
Live Long and Prospere!
S.O.T.D. Brothers and Sisters - The Gun Club
Bye-Bee!
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