viernes, 7 de septiembre de 2012

Barcelona make some noise!

Saludos pequeños miserables!

Mucho que contar, no quiero agobiar con textos muy largos así que voy a ir por partes.

En primer lugar: ¡Hola! ¿Qué tal? Soy hisGreeneyes y este es mi mundo. Un mundo lleno de tartas de chocolate, ponis rosas y unicornios dorados, café latte, Monsters High, palomitas de mantequilla, Nestea, chicles Neon Fú, zombies majos (y no tan majos), videojuegos y Green Day. Sobre todo mucho Green Day.

No sé si ayer os levantaisteis a las dos y media de la mañana para ver los VMA's que francamente fueron una caca podrida (excepto por quienes ya sabéis). La verdad es que la actuación de Green Day no fue de las mejores que se vieron, pero tienen una personalidad tan distinta a la de los demás, que fue suficiente para derretirme cual cucurucho a 40º.

Bueno, lo prometido es deuda así que pasaré a relataros el concierto de Green Day del uno de Octubre de 2009 en el Palau St Jordi de Barcelona. WHOS READY!!!!???

Mi colega Queen y yo eramos las únicas de mi "grupo" de colegas (si se le puede llamar grupo a ESO), a las que le molaba Green Day. A mí más que a nadie, eso está más que claro. Total que el día anterior Queen y yo fuimos a una tienda de mi cutre-pueblo que venden merchandising de bandas, guitarras, bajos, ectecé. Y compramos unos ocho colgantes de púa de Green Day. ¿El objetivo? Venderlas en la cola. Bueno, eso dijimos, hacerlo ya fue otro tema que luego saldrá.

Total, cuando llegamos a casa nos pusimos a ver Bullet in a Bible, que para quien no lo sepa es el concierto más conocido de Green Day que hizo en 2005 en la gira American Idiot en el Milton Keynes de Londres. Lo vimos y nos fuimos al sobre porque a las cuatro de la mañana nos iríamos para el Palau. Debo decir que esa semana apenas dormí diez horas en siete días, así que imaginaos la noche anterior al concierto de mi vida. Pues no dormí nah de nah y a las tres de la mañana ya me estaba vistiendo. A las cuatro y media llegamos al recinto que estaba cerrado y ya había gente en sacos de dormir. Total, mi madre que es muy maja, valiente y buena madre (todo hay que decirlo), nos acompañó en nuestra aventura (podría decirse que la cola la guardó ella más que nosotras, y eso que ella no iba al concierto). Bueno, pues mi madre se llevó un par de mantas, porque a las cuatro de la mañana en octubre frío hace. Pero es tan maja que no se llevó unas mantas normales, con un aburrido color o con un estampado a lo Ikea. No, hombre no, ella tenía que destacar. ¿Y qué mejor manera que llevando las mantas de Disney de cuando yo era un bebé que se hacía caca encima y ni siquiera dormía en la cama? Pues nada, ella muy digna en la valla del Palau con su manta de Mickey en una nube y Pluto con un hueso, mirando a los demás con una sonrisa marchosa. ¿Lo mejor? La gente alejándose con miedo de ella. En aquel momento pensé "Dios... qué vergüenza", claro que en aquel momento tenía quince años y era una estúpida. Ahora casi que no. Ahora digo; ¡Olé! Tú sí que eres autentica.

Total, a las ocho de la mañana se abren las puertas, y ya nos ves a las tres Marías (la mierda, la caca y la porquería) cogiendo todas las mochilas, las sillas, las mantas y corriendo hasta las colas (porque encima la cola era doble; una en un extremo y otra en otro). Pues cuando llegamos a la cola más cercana, ya habían al menos treinta personas delante. Cuando miramos la otra cola, no había NADIE. Así que ya veis a mi colega Queen dejándolo todo en el suelo y corriendo hacia la otra cola diciendo: ¡ESPERA QUE TE LLAME! Así que a los diez minutos estábamos en la otra cola, las segundas. Te quiero, Queen. 

Sigamos. El día pasó lento, muuuuuy lento. Aburridamente lento. Un asco, vamos. Dábamos pequeños paseos, íbamos al lavabo (que no estaba lo que se dice "limpio") y volvíamos a la cola. Bien, habíamos quedado en que mi padre vendría a por mi madre y a llevarse las cosas a las seis de la tarde y traería las pancartas chachis que habíamos hecho Queen y yo meses antes. En la mía ponía "KISS ME BILLIE" y mi número de teléfono detrás (yo siempre digo que nunca se sabe...) y Queen había puesto... Dios no me acuerdo. Algo así como "BJ, I WANT YOUR GUITAR". Total, que cuando mi padre trajo las pancartas estaba la mía y... ¡tacháaaan! Una pancarta en blanco. Efectivamente, mi padre se había equivocado de cartulina. Menos mal que Queen se había comprado una de esas mantas, banderas raras de American Idiot el día anterior. Bueno, a la hora de abrirse las puertas nos escribimos groupie-cutre-mensajes en los brazos y en la cara y yo me puse las lentillas. Queen dijo que no, que era demasiado incómodo. Inocente... Ya lo entenderéis.

Faltaban 45 minutos para que las puertas se abrieran. Y esos minutos los pasé con el dolor de estómago más fuerte de mi vida. En serio, creía que me moría y no podría ver a mi Billie Joe. Entonces pasó algo que hizo que me olvidase de todos mis males. Resulta que mientras estábamos fuera podíamos escucharlos ensayar y probar los instrumentos, tanto a ellos como a los teloneros. Entonces un gracioso va y suelta: ¡MIRAD, MIRAD! ¡ES BILLIE, ES BILLIE!

¿Consecuencia? Una chica con la que habíamos estado hablando de pelo verde y el nombre de Billie escrito en extremidades y cara se desmayó. Bueno, no se desmayó; comenzaron a entrarle convulsiones chungas y se la tuvieron que llevar en ambulancia. Pobre chica, nunca sabré su nombre y nunca vio a Billie. Entonces... se abrieron las puertas.

Y hasta aquí puedo leer hoy. Mañana; el concierto. ¿No ha estado mal, no?

Nos os clavéis astillas en la cara para pareceros a vuestros padres, pequeños miserables. Para eso está la cirugía estética.

Live Long and Prospere!

Song of the day: Pinball Wizzard - The Who

Bye-Bee.

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