miércoles, 21 de septiembre de 2011

Not my day

Saludos pequeños miserables!

La razón básica de mi ausencia durante una larga semana en mi querido santuario del blog es simple: quería enriquecer mis entradas con cosas interesantes para poder quejarme e ir en contra de lo que vulgarmente conocemos como "sociedad". Llevo apenas una semana y media yendo a clase y ya necesito descanso y paz. Descanso y paz para escribir tranquilamente, escuchar música tranquilamente y vivir tranquilamente. Pero como eso no va a ser posible hasta que cumpla los sesenta años, pues apechugo y escribo lo que me va sucediendo.

De momento llevamos una semana y ya han faltado dos profesores. Ni primero ni segundo, aquí no se ponen las pilas ni los que cobran. Comenzar el día miércoles con una doble dosis de historia del arte para luego rematarte con historia de España es lo que yo llamaría un "atentado contra el cerebro estudiantil". Y si encima después del recreo tienes que quedarte callado con las luces apagadas viendo un improvisado Power Point que ni la profesora tiene idea de lo que trata, ya me dirás tu como puedo llegar a casa.

Pero si hay algo que verdaderamente acaba conmigo y con mi desgraciado escaso sentido de la cordura, es mi profesor de catalán. Un buen tío, al menos no parece una tía, pero bizco. Y no, no lo digo por burlarme de él ni mucho menos. Al contrario, valoro que el caballero se atreva a meterse en una jaula de adolescentes que encuentran graciosísimo y divino de la muerte, tanto como para salir en Just for Laughs, que se te caiga la tiza al suelo. Mi preocupación más estresante es cuando comienza a explicar algo y se va moviendo por la clase, porque no sé si me está mirando a mí, a mi compañera o al de la otra punta. Por eso tienes que estar en guardia. "Vigila tu espalda". Bueno, supongo que me iré acostumbrando a eso, aunque ahora mismo tenga cara de estreñida cada vez que me mira o gira la cabeza cada vez que se dirige hacia la zona de la clase donde me siento.

¡Ahora que me acuerdo! Debo expresar mi máxima indignación hacia la profesora de Historia del Arte que nos ha hecho comprar el dichoso libro y ahora dice que no lo vamos a utilizar. Doy detalles: Libro de más de 300 páginas, tapa dura ¡y! valorado en cincuenta euros. ¿Cómo narices no voy a estar indignada? ¡¿Sabéis la de cosas que puedo comprarme en el Salón del Manga con cincuenta euros?! ¡¿Sabéis cuantos vinilos y cd's puedo comprar con esa pasta?! Así que aquí estamos, luchando porque nos devuelvan nuestro dinero al más puro estilo Revolución Industrial (Séh, se nota que estamos aprendiendo de eso en historia ¿verdad?)

Pero no estoy haciendo nada malo, solo quiero que se me devuelva lo que me corresponde legítimamente. Es mi pasta, es mi herencia, son mis caprichos. Y si no soy la niña más caprichosa de Arkansas City, debo ser una de las primeras en el Top 10. No es mi culpa; soy hija única y consentida en consecuencia. Y mis padres son felices consintiéndome. Y yo más feliz que ellos aun ¿Eh, eh, eh?

Dicho lo cual me despido a golpe de teclado con determinación y alevosía (¿O era premeditación y alevosía?) ¡Qué importa! I am the Nerd Machine.

Disfrutad de lo que queda de semana, pequeños miserables! Yo intentaré no asesinar a el profesorado de mi instituto.

Live Long and Prospere!

Canción del día: Malagueña Salerosa de Chingón.

Bye-Bee!

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