sábado, 20 de agosto de 2011

Punk Mafia

Saludos pequeños miserables!

Me encontraba un día como hoy en la playa pasando el día con mi familia, raro en mí os lo aseguro, leyendo por enésima vez el Fanzine de Death Laugh (Comedia de Death Note). Es brillante, todo hay que decirlo y no paro de reírme en las mismas viñetas con las mismas frases y las mismas chorradas. Mientras leía, escuchaba al gran James Brown, pensando de qué planeta había venido aquel hombre para ser como era. Porque aunque se le iba un poco la mano con las mujeres, y eso no lo justificaré jamás, era impresionante. Lo que tuvo que ser verle en directo... Total, mientras leía, pensaba en Brown, me reía, cantaba el estribillo de Superbad y estaba un poco por mis primos y otros seres de mi innumerable familia, he visualizado a alguien conocido. Y no, no era un famoso. Tampoco era de mi familia, porque mi abuela estaba a mi lado recogiendo pechinas y mis primos estaban más arrugados que un garbanzo en conserva. Era una antigua amiga del colegio, de cuando iba a primaria. Hacía tiempo que no la veía, desde que me largué de mi querido ex Instituto claro. Ella también me vio a mí, pero no me dijo nada, ni siquiera hizo un gesto elevando la cabeza  p en señal de que me había reconocido a pesar de las gafas de sol, el pelo rizado por la humedad (claro, es que era la playa) y mi cara de WTF. Sí, yo también uso la expresión WTF. Un nuevo dato para vuestra libretita de apuntes, señores.

Normalmente la gente cuando lleva mucho tiempo sin verse, hace aunque solo sea, un mínimo esfuerzo por saludar, aunque solo sea elevar una ceja o estirar los labios intentando hacer una mueca en forma de sonrisa mínimamente amigable. Pues no, ni yo le hice gesto de saludo alguno, ni ella pareció tener ganas de dar el primer paso. En conclusión, no nos saludamos y pasé el resto del playero día mirándola de reojo recordando los viejos tiempos. La verdad, es que ahora me da un poco de pena la chica. Vosotros me entenderéis; se ha vuelto cani. Cani, choni, killa... como queráis llamarlo, eso. No diré su nombre no vaya a ser que venga a mi casa a aniquilarme El Escuadrón Asesino Canivoro Letal (¿Lo pilláis, no? Canívoro, de Cani! Fuah! Si es que tengo una mente privilegiada). Bueno, estoy desvariando como siempre. En resumen, no me atrae que la Cani Pandi de mi ex mejor amiga venga a darme un ultimátum o a amenazarme con asesinar a mi preciosa planta de Albahaca, regalo de mi querida abuela a cambio de mis disculpas. Y como además me gusta ponerles nombres a los susodichos a los que mento, pues ahí va el nombre de mi ex mejor cani amiga: Norberta.

Norberta no era muy amiga mía al principio. A ver, era colega. Yo es que era amiga de todo el mundo, no solía llevarme mal con nadie, excepto con las niñatas con las que Norberta se juntó. Yo iba con otras, así que hablábamos de vez en cuando pero nada llegaba más allá de eso. Un día, mi amistad con mis super amigas estalló. ¿Y sabéis por qué? Pues porque yo era tan extremadamente guay (Sí, modestias a parte muchachos) que no me importaba hacer lo que me diera la gana y que los mayores pensasen de mí lo que quisiesen. ¿Qué me importa uno un curso mayor que va a terminar trabajando de quitachicles en mi portería? No, no me importa en absoluto. Total, un día en medio del patio, mis super friends se largaron sin decirme nada y echaron a correr. Y yo, como no tenía ganas de ir tras ellas, me quedé sentada en un pequeño muro de madera haciendo formas con mis manos en el sol. Justo ese mismo día, Norberta pareció discutir con sus super friends, así que cuando nos enteramos de lo que nos había pasado la una a la otra, decidimos ser mejores amigas y pasar de todo. En esa época, era muy importante lo de la mejor amiga. También era más sencillo que ahora, es cierto. Yo le contaba mis rollos y ella me contaba los suyos. Me chivé de que a mis ex mejores amigas les había venido la "mestru" y ella se fue chivando a todos los mayores. Vendetta, sweet vendetta...

Norberta y yo entablamos una buena amistad de mejores amigas durante unas tres semanas. ¿Qué fue lo que lo truncó todo? Una frase que me dijo que me sentó como un plato de macarrones con salsa tártara. Estábamos en el patio, hablando de nuestros rollos cuando yo le dije que si quería escribir mejor y no cometer faltas de ortografía, leyese más libros. Entonces Norberta va y me suelta: "Sí, tienes razón. Así nuestra amistad crecerá. Yo tengo que leer más libros y tu tienes que adelgazar más".

Y ahí me quedé Poker Face además de WTF. Pero vamos a ver niñata escuálida de las narices, ¿Tú quién te crees que eres para decirme a mí que adelgace si tenemos ocho años? Que tu seas una muerta de hambre y que yo comparta contigo mi bocadillo de jamón york porque tu solo has tráido un Doowap y tengas que darle la mitad a tu hermana pequeña no significa que lo hiciera por una dieta, si no porque me dabas pena ¿Vale? Pena y más que pena, ascopena.

Nuestra amistad finalizó ahí, aunque nos hablábamos de vez en cuando. Yo recuperé a mis super friends y ella a las suyas. Luego entramos en el insti, se volvió cani y me la encontré en la playa. The End.

Echar la vista atrás es bueno a veces, pequeños miserables!

Live Long and Prospere!

Canción del día, Sex Machine del maestro Brown.

Bye-Bee! (Sí Teresica, me hago una idea de por qué te suena...)

No hay comentarios:

Publicar un comentario